viernes, 1 de octubre de 2010

Entrevista con Robert Faltus

Robert Faltus, director, compositor, instrumentista, procedente de Bratislava, vive desde hace 5 años en Lleida, donde trabaja como director de conjuntos instrumentales y corales. En el día de la inaguración de Casa eslovaca Koliba ha actuado como invitado con un repertorio de canciones eslovacas y tocando el instrumento tradicional eslovaco fujara. En esta entrevista os presentamos a Robert Faltus y su trayectoria musical y personal que le trajo desde Eslovaquia hacía España.



Casa eslovaca: ¿Robert Faltus, compositor, director , instrumentista o etnomusicólogo? ¿Cómo se define a sí mismo Robert Faltus, y en qué orden?
Robert Faltus: La evolución de estas actividades fue en mi caso muy natural. Desde pequeño estaba envuelto de arte, mis padres eran bailarines profesionales en el SLUK (Grupo artístico nacional de folklore). A mí me gustaba mucho la música y la tradición y pronto comencé a presentar mis propias creaciones en este sentido. Después, más tarde, cuando compuse mi primera obra para orquestra me encargaron la dirección musical. Así que dirige y compuse sin haberlo estudiado antes.

CE: ¿Si tuviese que elegir sólo una descripción cómo se definiría?
R.F.: Soy muy observador, lo que me permite aprender relativamente rápido. Me interesan muchas cosas pero también me fijo mucho en el detalle.
CE: ¿Cómo llegó un músico eslovaco a España?
R.F.: En Alemania, en un workshop orquestral conocí a una chica de Lleida y me enamoré. Nos relacionamos durante los siguientes 5 años a distancia y en 2004 cuando me ofrecieron un trabajo en España me decidí a venir hacia aquí.
CE :¿Qué significa para usted dirigir un concierto en Lleida?
R.F.: Para mí dar un concierto en cualquier lugar es una gran responsabilidad. Delante del público quiero ofrecer lo mejor. Esto supone una preparación minuciosa previa mía y de todos los músicos. Cuando dirijo en un concierto una obra con una orquestra o coral bien preparada me relajo y entonces tengo una sensación de libertad total. Siento un absoluto ahondamiento, una inmersión dentro de la música, una sensación de cómo si volara. No pienso en nada y me siento totalmente unido con mi grupo.
CE: Entre Prokofiev, Dvorak, Rachmaninoff, ¿cuál de estas músicas es más parecida a Robert Faltus?
R.F.: Admiro y respeto a todos estos compositores pero espero tener mi propio estilo. En mi lenguaje musical no busco palabras, sino el significado, el mensaje, la emoción. Esto me permite cambiar de vez en cuando también el lenguaje. Creo, sin embargo, que mi música es algo descriptiva, por ello mucha gente le pone el adjetivo "de película".
CE: ¿Qué significa España en su vida y en su carrera musical?
R.F.: En mi caso, venir a España fue una casualidad. Vine por relaciones personales después de conocer a mi esposa en Alemania. Al principio no supe cuánto tiempo me quedaría pero hace ya 5 años que vivo aquí. Los catalanes son buena gente, me acogieron bien, me dieron proyectos interesantes, saqué mi primer disco de autor al segundo año de estar aquí y desde entonces voy creciendo. Dirijo orquestras y corales, voy conociendo e investigando la música folklórica de aquí y espero futuras oportunidades artísticas.
CE: ¿Qué sensación le generan los aplausos y ovaciones a miles de kilómetros de Eslovaquia?
R.F.: A veces, al lado de la alegría siento la nostalgia de no tener a mi familia y a muchos de mis amigos y compañeros en aquel momento a mi lado. Me gustaría vivirlo también con ellos. Entonces cojo el teléfono y llamo a mi madre para explicarle lo que pasó, pero ya no es lo mismo. Pero muchas veces he conseguido llevar a mis grupos de aquí a Eslovaquia y presentarlos al público de allí. En 2007 viajé con el grupo Mandràgora y con el Cor l'Aubadera a Bratislava y este año 2010 hicimos una gira por Eslovaquia con la Coral Shalom de Lleida. Hace dos días que se fueron de aquí las cantantes de la Coral de Profesoras Eslovacas Ozvena que también presenté al público español. De esta manera me siento como un intermediario o embajador artístico entre estas dos culturas.
CE: ¿Ha pensado volver a Eslovaquia ?
R.F.: Muchas veces. Sobre todo cuando estoy triste y me coge la nostalgia o cuando veo que las cosas no funcionan aquí tal cómo me gustaría. Pero no sé si volver sería la solución. La verdad es que me siento completamente eslovaco, unido espiritualmente a mi nación, arraigado a mi tierra. No descarto la posibilidad de volver un día o como mínimo pasar una temporada del año en "mi casa". De todas maneras voy bastante a menudo a Eslovaquia, hasta ahora cómo mínimo tres veces al año.
CE: ¿Qué significa para Usted ser eslovaco?
R.F.: A veces mucho orgullo, pero a veces también vergüenza. Orgulloso del espíritu resistente de la gente, de su hospitalidad, de la preciosa naturaleza de mi país, de la riqueza cultural, de nuestra tradición y folklore único, vergonzoso de algunas soluciones políticas, de la privatización sin mirada hacia el futuro y otra vez, del comportamiento de alguna gente que sólo busca su provecho. Son paradojas, pero es así.
CE: ¿Tiene Usted proyectos de enseñanza del instrumento eslovaco fujara u otro proyecto de dar a conocer música y cultura eslovaca?
R.F.: La enseñanza de la fujara sería un proyecto demasiado específico, sobre todo porque poca gente conoce este instrumento tradicional y poca gente lo puede tener. Sin embargo, me esfuerzo para que la gente lo conozca, junto a los otros instrumentos populares eslovacos que presento, por ejemplo, en las Jornades interculturals que cada año organiza el Consell comarcal de la Ribera d'Ebre. También incorporo un número con la fujara en algunos conciertos corales, la última vez cuando con el Cor Eurídice de Les Borges Blanques presentamos un repertorio centroeuropeo. La música eslovaca la propago muy a menudo, incorporo piezas de compositores eslovacos en mis conciertos orquestrales o corales siempre que puedo y siendo eslovaco la propago con mis propias obras.
CE: Robert Faltus - compositor, ¿qué piezas suyas podría sugerir a nuestros lectores?
R.F.: A parte del CD Cançons de Mandràgora que fue editado por la editorial PICAP de Barcelona en 2007, mi música para teatro de baile "Hriech?/Pecado?" y algunas obras mías que están repartidas en diferentes recopilaciones, puedo ofrecer mi música exclusivamente en los conciertos. Últimamente en el mes de mayo estrené en Lleida con la Orquestra Sinfónica del Conservatorio mi última Obertura sinfónica núm. 3 "Henon". En los conciertos corales siempre se lleva mucho éxito la pieza titulada "Baha Yango" para coral con "body percussion".
CE: Robert Faltus  - director, ¿qué pieza musical le gustaría dirigir y dónde?
R.F.: Un sueño mío es dirigir algún día la Orquestra Sinfónica de Boston pero de momento me conformaría con cualquier buena orquestra con ganas de trabajar y hacer buena música. No tengo preferencias de obras. Me gusta tanto Mozart, Schubert como Chaikovski o Stravinski. No distingo géneros ni estilos, para mí sólo existe la música buena y la otra.
CE: ¿Cómo compararía el nivel de interés por la música clásica en Eslovaquia y en España, hay alguna diferencia en los espectadores?
R.F.: En España hay últimamente una generación de músicos muy bien preparados técnicamente, algunos de ellos con estudios en el extranjero, cómo en Alemania, Francia, Austria o Inglaterra. En Eslovaquia, creo, los músicos por la tradición de hacer música en familia son más espontáneos, más abiertos emocionalmente. Hoy en día ya no se puede generalizar, todo se ha igualado, unificado, globalizado. Diferencias hay en la preparación, educación y el nivel perceptivo del público. En el centro de Europa hay mucho más interés por la música seria o clásica debido a su gran y larga historia en este aspecto. El porcentaje de músicos pasivos en mi país es mucho más alto respecto a España, pero comparándolo con Alemania o Países Bajos es al revés. En España noto cada vez mejoras, pero me temo que falta la base. El número de horas de música en los colegios tendría que ser mucho mayor y lo mismo digo sobre la calidad de enseñanza.
CE: ¿Cuántos  instrumentos musicales sabe Usted tocar?
R.F.: Cuando era pequeño y mis padres me llevaron con 6 años a la Escuela de música yo quería estudiar "el tambor o la fujara". Pero como había una buena profesora de violonchelo, al final comencé con el chelo que es mi instrumento principal. Con tiempo aprendí a tocar el piano, la flauta, el saxo, la guitarra, el bajo, la batería y al final también la fujara. Naturalmente que no toco igual de bien todos estos instrumentos, pero con un poco de esfuerzo un músico si sabe tocar uno, cada siguiente le es más fácil. Lo mismo pasa con las lenguas.
CE: ¿Un deseo para el futuro?
R.F.: Hacer buena música con un buen conjunto de músicos en una sala de concierto llena de público ilusionado. Salud, amor y respeto entre las personas.

Muchas gracias por sus amables respuestas y le deseamos muchos interesantes proyectos  en el futuro.

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